MERCOSUR-UE: ¿Flexibilización o más de lo mismo?

07.04.2025
Imagen de elaboración propia (IFDM)
Imagen de elaboración propia (IFDM)

Diciembre del 2024, vimos como el MERCOSUR y la Unión Europea finalizaban las negociaciones de un nuevo texto luego de 25 años, sumando entre los dos bloques más de 700 millones de personas, y cerca de 20% del PIB mundial.

El tan esperado acuerdo tiene no solo el potencial de crear una de las mayores zonas de libre comercio del mundo, sino de acercar a dos regiones históricamente ligadas.

El acuerdo comercial modificará la dinámica comercial, teniendo en cuenta que eliminará un gran porcentaje de los impuestos sobre las mercancías comercializadas entre ambos bloques, lo que hará ahorrar a las empresas europeas en derechos de importación. La supresión de las barreras no arancelarias como las políticas medioambientales ayudará y facilitará el comercio de servicios, como a garantizar que el acuerdo cumpla con las normas reglamentarias que la UE viene imponiendo.

El Mercosur busca diversificar sus mercados de exportación y atraer inversiones con el acceso más amplio al mercado de alto valor de la UE, que podría respaldar expansiones más intensas de la actividad industrial, la inversión y las exportaciones, siendo los exportadores de metales básicos, carne de vacuno, soja y azúcar los más beneficiados.

Cambiando un poco el foco, podemos observar que el acuerdo también está pensado para contrarrestar la influencia de China tanto en Europa como en Sudamérica. Las abundantes reservas de litio y níquel del Mercosur son fundamentales para la transición energética y ecológica de Europa. Esto convierte al acuerdo que se puede pensar como comercial en un eslabón estratégico que buscaría alejarse del dominio chino en las cadenas de suministro de las dos regiones.

Pero el tiempo no solo pasa por la negociación del acuerdo, sino también por la ratificación del mismo, y algunos países de la UE, como Francia y Polonia, se han opuesto al acuerdo por temor a que inunde los mercados europeos con productos agrícolas baratos. Y en el caso francés, empezando a buscar opciones como acuerdo bilateral con ciertos países del MERCOSUR. Otros, cuyas economías dependen en gran medida del sector del automóvil han presionado para que se ratifique rápidamente. La ratificación total del acuerdo puede sufrir retrasos y modificaciones debido a la presión de los grupos de presión agrícolas y los ecologistas.

Para el MERCOSUR es toda otra historia. Si es cierto que es el bloque por excelencia de la región, no solo comercialmente sino en la búsqueda de aliados. ¿Pero la historia del bloque hace que empecemos a pensar, negociar en bloque es sumamente necesario o la flexibilización se puede empezar a pensar, incluso en el acuerdo con la UE?
De izq. a der. - Javier Milei (Arg.), Luis Lacalle Pou (Uy), Ursula Von Der Leyen (UE), Luis Da Silva (Br), y Santiago Peña (Py)
De izq. a der. - Javier Milei (Arg.), Luis Lacalle Pou (Uy), Ursula Von Der Leyen (UE), Luis Da Silva (Br), y Santiago Peña (Py)

El extenso texto del acuerdo ha sido publicado y hace falta un estudio profundo que permita dar cuenta de los posibles impactos. Aun así, el acuerdo seguirá siendo un factor clave en la redefinición del comercio mundial y, después de la posición de Estados Unidos en el sistema internacional, revaloriza la cooperación económica en la era del proteccionismo creciente.

Argentina ejerce desde diciembre la Presidencia Pro Tempore del MERCOSUR, donde el Presidente Javier Milei propuso tres líneas a trabajar: Revisar el Arancel Externo Común; mayor flexibilidad y autonomía comercial; y la lucha contra el crimen transnacional organizado. Siguiendo estos lineamientos, Argentina decide abrir una línea de conversación con Estados Unidos, donde se elige la posibilidad de un Acuerdo de Preferencias Comerciales. Tema que estará en negociación con los socios.

Pero no solo este tema atañe a la Presidencia Pro Témpore. La posibilidad de acelerar la puesta en marcha del Acuerdo MERCOSUR-UE surge en los últimos tiempos, y que le faltan pasos importantes como su aprobación por parte de los parlamentos de los estados signatarios del Tratado de Asunción como de los países que integran la Unión Europea.

En el mes de marzo, la experta española María Latorre visitó Buenos Aires y dio su visión: "El acuerdo UE-Mercosur beneficia al Mercosur, más que a Europa. Y el PBI de la Argentina podría crecer un 0,5 por ciento solo con poner el acuerdo en marcha". Es cierto que hoy la oposición argentina es la más difícil de convencer para la ratificación, pero si Brasil con Lula como presidente logra mover el Acuerdo, tal vez, y solo tal vez, la oposición podría acompañar la ratificación.

El mundo cada día que paz está más convulsionado y polarizado. No solo por la guerra comercial, sino por como los actores se están reacomodando en el tablero mundial. La llegada de Trump fue un sismo para varios estados del sistema, y no solo para poder sobrevivir, sino pensar cuales son los próximos pasos con respecto a sus acuerdos comerciales.

Particularmente Europa está pasando por una disyuntiva realista, donde tiene que pensar en su seguridad luego de cómo se están dando las cosas con el conflicto entre Rusia y Ucrania. Sumado a eso, sus acuerdos comerciales no solo refuerzan sus líneas de comercio, sino que su posicionamiento geopolítico.

Para el MERCOSUR es toda otra historia. Si es cierto que es el bloque por excelencia de la región, no solo comercialmente sino en la búsqueda de aliados. ¿Pero la historia del bloque hace que empecemos a pensar, negociar en bloque es sumamente necesario o la flexibilización se puede empezar a pensar, incluso en el acuerdo con la UE?